La Joyería Tradicional Barroca de Guanajuato, también conocida como Joyería de Pajaritos, se distingue por su diseño ornamental que presenta figuras de “pajaritos”. En realidad, estas representaciones son palomas con sus nidos, huevos y delicadas flores de cinco pétalos, similares a las Cinco Llagas que florecen en los campos de Guanajuato entre los meses de octubre y diciembre. Algunas de las pequeñas hojas incluso guardan semejanza con las hojas de pirul.

La joyería experimentó un auge significativo durante la época colonial, gracias al desarrollo de la industria minera en la región. A finales de la década de los años 60, los talleres renacieron, y en los años 80, las nuevas creaciones obtuvieron reconocimiento a nivel nacional.

El término “barroca” se atribuye a sus características estéticas, que reflejan la principal tendencia artística de la época dorada de Guanajuato.

Dentro del arte de la joyería de pajaritos, existe una leyenda que se vincula con la llegada a Guanajuato de una imagen bellísima y milagrosa desde España:

Según la tradición, durante su travesía y desorientados, los viajeros decidieron acampar en la región ahora conocida como la Yerbabuena, a unas tres leguas de Guanajuato. Casi al caer la noche, el superintendente dispuso colocar la Sagrada Imagen sobre un tambor a modo de peana. En medio de este conflicto, recurrieron a la imagen que llevaban consigo, rogando que iluminara su camino. Con el sol ya en lo alto, vieron dos palomas surcando el cielo, como anunciando buena fortuna. Siguiendo a las aves, descubrieron el humilde poblado de Guanajuato entre las lomas. Parecía que la benigna señora había escuchado sus ruegos.

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